Web de La cocina de Karina, un espacio para aprender a comer bien para vivir mejor.
La pirámide alimentaria.
Qué es y para qué nos sirve
La antigua pirámide alimentaria
Alla por los años 70 del pasado siglo se creó en EEUU la pirámide alimentaria o nutricional. Daba a conocer las cantidades aconsejadas de cada grupo de alimentos. Se suponía que servía para conseguir una dieta equilibrada. Desde 1970 se han publicado y enseñado diseños similares al que vemos aquí
En esta clasificación se ponían los cereales (hidratos de carbono) en la base de la alimentación y las grasas en la punta. Esta clasificación se basó en 2 cosas: la presión del lobby de los cereales y en la entonces en boga idea de que las grasas son las que nos engordan (impulsada por el lobby del azúcar).
Esta pirámide nutricional no seguía los intereses de la salud humana, fué impulsada por los intereses económicos de dos ya poderosas industrias. Hemos de dejar de fundamentar nuestra alimentación en los cereales (y en los granos llamados no cereales, que usamos los celíacos) y hacerlo en las verduras y las grasas.
¿Por qué? Porque los últimos estudios dejan claro que lo estamos haciendo mal. Lo cierto es que la salud ha caído en picado con el aumento de la cantidad de diabetes, obesidad y problemas cardiovasculares, que no han hecho más que aumentar. Pero esto es tema para otro post, aquí vamos a explicar este asunto de las pirámides nutricionales.
La nueva pirámide alimentaria
Si nos fijamos en la imagen de la pirámide reformada, vemos que en la base se encuentran las frutas y las verduras. Las verduras son un alimento tremendamente saludable y energético. Tienen, a grosso modo, vitaminas, minerales, proteínas e hidratos de carbono y antioxidantes.
Las proteínas vegetales está muy desvalorizada en la dieta estándar. Mucha gente no sabe que las verduras tienen proteínas que son tan buenas como las de lo los productos animales. Por ejemplo, por cada 100 gramos, la berenjena tiene 1,2 g de proteína vegetal y el brécol 4,4 g. También las abandonadas legumbres tienen muchas proteínas: las lentejas unos 24,3 g y los garbanzos 21,3 g por cada 100 gramos. Y se pueden comer en mayor cantidad que las carnes.
Lo ideal sería tomar unas 5 verduras diferentes al día, a ser posible dos o tres de ellas crudas. Una pequeña ensalada cada día es de lo más saludable para empezar la comida o la cena. Y hacerlo así además produce menos picos de glucemia.
Las legumbres hay que comerlas dos o tres veces por semana, mejor acompañadas de hortalizas.
Todos estos son alimentos muy versátiles, que se pueden cocinar de muchísimas maneras diferentes. Y además llenan de color nuestra mesa. ¡Para nuestro cerebro glotón de imágenes los colores son un estímulo muy atractivo!
Pero ¿que pasa con los cereales?
Bueno, con los cereales pasan muchas cosas y en estos momentos vivimos una gran controversia. Pero este tema da para otro post y no me voy a extender aquí con ello. Lo que tienes que tener en cuenta es que debes comer menos cantidad y procurar que siempre sean integrales. Si tu salud es buena y tu sistema digestivo funciona bien, basta con que los reduzcas y procures que siempre sean integrales. Si no, sería buena idea que los apartaras de tu dieta hasta que te cures. Esto vale también para los celíacos, los no- cereales si gluten no deben sustituir sin más a los que llevan gluten. Lo ideal es reducir su consumo al nivel de las proteínas animales aproximadamente.
Si quieres mas información sobre las propiedades nutricionales de los alimentos puedes mirar la web de BEDCA, Base de datos Española de composición alimenticia. Ahí hay un completísimo catálogo de alimentos y sus propiedades. Pero recuerda que comemos alimentos y no nutrientes. Éstos van en la comida que ingerimos siempre que esta sea natural y no ultraprocesada. Una dienta variada aporta la mayoría de nutrientes que necesitas.
