Alimento reconfortante y nutritivo donde lo haya, el caldo de pollo lleva probablemente milenios entre nuestros platos favoritos. Posiblemente desde el Neolítico, en dónde en cuanto tuvimos alfarería y pudimos “echar a la olla “ alimentos y añadir agua, empezamos a tomar sopa. Romanos, griegos y árabes nos han legado recetas de este tipo de sopas.
¿Te suena aquello aquello de que “los resfriados se curan con reposo y caldo de pollo”? Pues parece que la sabiduría popular no estaba lejos de la verdad. En el estudio “Chicken Soup Inhibits Neutrophil Chemotaxis In Vitro” de Barbara O. Rennard y Stephen I. Rennard, adscritos al Pulmonary and Critical Care Medicine Section, Nebraska Medical Center, Omaha, NE.
Resulta que la sopa de pollo puede contener varias sustancias con actividad medicinal beneficiosa, por lo que un efecto antiinflamatorio leve que podría resultar en la mitigación de la inflamación en infecciones sintomáticas del tracto respiratorio superior. ¡Ahí es nada! Aunque aún tienen que realizar la investigación en personas, podemos ir aprovechando la posibilidad mientras tanto.
Otras virtudes del caldo de pollo
- Tiene colágeno. Esta proteína ayuda al mantenimiento de la elasticidad de la piel y de los tendones y ligamentos.
- Es fácil de digerir. Si es cierto que es antiinflamatorio, puede ayudar también a aliviar la gastritis y las inflamaciones intestinales.
- Contiene triptófano, que es un precursor de la melatonina. La melatonina es el disparador del sueño y es esencial para mantener en buen estado nuestro ritmo circadiano (sueño – vigilia).
- Te ayuda a mantener la hidratación.
Tomar una sopa de este caldo una o dos veces a la semana te soluciona la cena y además te ayuda a obtener un descanso reparador.
Cómo tenerlo siempre a mano
Además de tener el concentrado de caldo casero habitualmente preparado y congelado en cubitos, en mi congelador hay también siempre caldo de pollo. Lo guardo en raciones, con trocitos del pollo que tienen las carcasas que utilizo para hacerlo. Así la sopa además de pasta o arroz tiene “tropezones de pollo” y añadimos algo de proteína a la cena.
Aunque también podemos usar este pollo para preparar una ensalada de pasta o arroz o añadirlo a un guiso de verduras ya cocinado. También para hacer el relleno de unos calabacines. ¡Tiene muchas posibilidades!
Yo cocino esta delicia en la olla lenta. Lo dejo unas 12 horas en baja para que se haga despacito. ¡A la mañana la cocina huele de maravilla!
Aunque también se puede preparar en la olla rápida o a presión si no tienes tiempo. Es ese caso estará listo solamente en 20 minutos. Y si lo haces en una olla normal tardará un par de horas.
Muy importante es que antes de poner el caldo en los tupper para congelarlo lo dejes enfriar en la nevera. Así es más fácil retirar la grasa excesiva que haya quedado, aunque si limpias bien la carcasa del pollo no quedará mucha.
Ingredientes para 5 raciones
- 1 ó 2 carcasas de pollo, las puntas de las alas y cualquier otra parte que habitualmente deseches. También se pueden añadir patas bien limpias (todo preferiblemente de pollo casero)
- 1 rama de apio
- 1 zanahoria
- 1 puerro. Puedes añadir el verde de puerro si lo tienes (la parte de la hoja)
- Una cebolla
- 6/8 granos de pimienta , vino blanco ½ vasito y 1 hoja de laurel
- Agua
Elaboración:
Limpiamos bien con un cepillo todas las verduras. Las troceamos en 2 ó tres trozos. Si haces el caldo en olla exprés es mejor que los trozos sean más pequeños. Los ponemos en la olla junto con pollo, el vino, la pimienta ya el laurel. Podemos añadir una cucharadita de sal.
Dejamos cocinar 12 horas en baja en la olla lenta o 20 minutos en la olla exprés.
Dejamos cocinar 12 horas en baja en la olla lenta o 20 minutos en la olla exprés.
Dejamos enfriar y retiramos el pollo con cuidado para recuperar los trocitos de carne que tiene la carcasa.
Encontrarás más recetas de caldos y sopas aquí.
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