El huevo es una excelente manera de adquirir proteínas y una excelente fuente de ácido fólico, además de ser la yema de las mejores fuentes de vitamina D. La clara contiene gran aporte de proteínas con muy pocas calorías y grasas.
Aunque durante mucho tiempo nos dijeron que había que comer pocos por el colesterol que contienen, hoy ya está claro que eso no es así y se pueden tomar varias veces a la semana.
Los más habituales son de gallina y codorniz. También se pueden conseguir de pato y de oca. Estos son más grasos y con diferente textura que los de gallina, pero también una experiencia culinaria interesante. Los de codorniz se suelen usar para aperitivos, picoteo y pintxos.
Lo ideal es comer el producido por «gallinas felices», animales criados en gallineros en los que tengan espacio para moverse con libertad y alimentados con alimentos frescos, hierbas, semillas y piensos y maíz libres de OGM. Estos huevos tienen más cantidad de Omega 3 que aquellos industriales y no cabe duda, sus ponedoras tienen una vida mucho más feliz.