Los hummus están de moda. Sean los clásicos de garbanzos o los innovadores de distintas verduras o legumbres, han venido para quedarse.
El hummus surge en Oriente medio y se extiende por la cuenca mediterránea, tomando los productos tradicionales de cada zona. Básicamente, el hummus es una crema de garbanzos con tahín (semillas de sésamo molidas, con agua, jugo de limón y sal). A veces lleva ajo y pimentón y un poco de zumo de limón y aceite de oliva.
Al hacerse popular en occidente, el hummus se diversificado y ahora puede estar hecho con base de alubias, coliflor, calabaza o lo que se te pase por la imaginación. Al final se trata de conseguir una crema sabrosa que se puede untar. A mí me gusta particularmente ponerla sobre los tomates en rodajas.
Los aliños de todo tipo para ensaladas y verduras han sufrido una revolución. Aunque hay que hacer hincapié en que la mayoría de aliños del mercado no son muy saludables por los productos que llevan añadidos (azúcares, gluten, etc), los caseros dan una nueva vuelta de tuerca a nuestros platos.
Hacer un buen aliño casero no lleva mucho tiempo ni mayor complicación. Desde las humildes vinagretas de toda la vida a sofisticadas mezclas de alta cocina, podemos cambiar completamente un plato con estas maravilas. Al añadir AOVE, yogur, hierbas y especias, frutos secos y semillas, zumo de frutas, miel, vinagre y un sinfín de otros productos naturales convertimos una triste ensalada en un manjar deliciosamente condimentada.